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Foto del escritorCastillo del Rey Cancun

Dependencia de Dios

Prov. 3:5-6 5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. 6Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.


Como define el mundo “Dependencia”:

Dependencia es un término con diversos usos que puede utilizarse para mencionar a una relación de origen o conexión, a la subordinación a un poder mayor o a la situación de un sujeto que no está en condiciones de valerse por sí mismo.

Depender, que significa?

  • Es estar bajo la protección, el mando o la autoridad de una persona

  • Necesitar de algo o de alguien para poder subsistir

  • Una persona dependiente es quien necesita de la ayuda, del soporte, del cuidado de alguien más.

Con estas descripciones ante el ojo humano esto se puede ver como “debilidad”, en el mundo natural lo define como flaqueza y en ocasiones como enfermedad.


Ahora bien, como creyentes en Cristo, este significado de dependencia no está tan equivocado si lo aplicamos en soltar por completo el timón de nuestra vida a Dios, en confiar a ciegas, en tener fe en todo y ante todo, es rendirnos por completo a Dios, es creer que Él nos tiene de su mano… “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo” Isaías 41:13


Podemos ver que esta dependencia en Dios nos trae mucho más beneficios que cualquier otra cosa, por ejemplo, el depender de Él nos hace:

  • Libres: Y conocerás la verdad y la verdad os hará libres Juan 8:32

  • Fuertes: Dios es quien me infunde fuerzas; Dios es quien endereza mi camino (2 Sa 22:33).

  • Somos Salvos: Quien nos salvó y nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos (2 Ti 1:9).

  • Vencedores: El Señor es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién me he de atemorizar? (Sal 27:1).

  • Nos llena de Gozo: Entraré al altar de Dios, Al Dios de mi alegría y de mi gozo; Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío Sal 43:4

  • Nos da Paz: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Entre muchas promesas más.


Se escucha muy bonito y nos encanta que nos lo digan una y otra vez; cuando lo leemos en la Biblia o cuando el Pastor predica, nuestra primer reacción es exclamar un “amén” o un “aleluya”, “gloria a Dios”, pero, somos realmente dependientes de Cristo? Nuestra dependencia hacia Él es total?


Cuántas veces hemos escuchado o cuántas veces nos han dicho que para poder creer en Dios primero lo tenemos que conocer y que para conocerlo tenemos que pasar tiempo con Él escudriñando su palabra, estando en oración continúa y constante; seguramente han sido muchas, pero muchas veces, verdad que si?


Ahora, aquí ya se pone mejor la cosa, vamos a ser honestos y sinceros, de esto que hemos leído hasta aquí, cuantas veces de nuestra vida hemos sido realmente dependientes de Dios? Hagamos memoria, tomémonos unos minutos y contestémonos, tal vez 1, 2, 5 veces durante su andar en el Señor?

Lo cierto es que, si nos llamamos hijos de Dios, si somos realmente Cristianos, nuestra vida debe de depender todo el tiempo, en todo lugar de Él, nuestra dependencia no es solo de eventos aislados en donde pudimos ver algún milagro, sino nuestra dependencia debe de ser de continúo 24/7 sin cesar, debemos de saber que sin Dios no somos nada:

Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Así como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí ustedes nada pueden hacer.

El que no permanece en mí, será desechado como pámpano, y se secará, y será recogido y arrojado al fuego, y allí arderá. Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieran, y se les concederá.

Juan 15:4-7 RVC


Es fácil leerlo, es fácil escucharlo y la verdad de las cosas es que se siente bien bonito cuando leemos esto y sabemos que le pertenecemos a Dios, pero, qué pasa cuando:

  1. ¿Tenemos que tomar decisiones importantes? ¿De quien busco consejo?

  2. ¿Tuvimos un problema con una persona, como respondí?

  3. ¿Hay escases en casa, que hago?

  4. ¿Me diagnosticaron alguna enfermedad, a quien le creo?

  5. ¿Fallece un ser amado, de quien buscas consuelo?

Por lo general y lo natural es primero acudir a alguien de confianza y preguntar; esto es bien fácil hacerlo, vamos y la hacemos de Sherlock Holmes a investigar, y “a buscar la respuesta que queremos oír”; estas son algunas posibles preguntas que haríamos para las situaciones mencionadas:

  1. ¿Tu como vez?

  2. ¿Si estuvieras en mis zapatos qué harías?

  3. ¿Que empeñamos o a quien le pedimos prestado?

  4. ¿Sabes de algún remedio o algo bueno para esto?

  5. ¿Nos refugiamos en nuestro dolor y llanto?

Lo peor de esto, es que entre más buscamos con nuestras fuerzas, más confundidos estamos, más deprimidos, sin poder salir de nuestros problemas económicos y podemos terminar en amargura.


Es bien peligroso el acostumbrarnos a ver milagros en los demás y no ver los milagros en nuestras vidas, y esto pasa, cuando no hemos avanzado, cuando no hemos crecido en Dios, cuando NO dependemos de El como deberíamos.


Pensamos que somos merecedores de milagros, de bendiciones grandes, Ud. Cree que es merecedor de un milagro grande o de una bendición grande? Pues déjeme decirle que nosotros no somos merecedores de nada, porque todo nos lo da Cristo por su gracia y amor. Leer Ro 5:8


Pero, para poder tener ese milagro o esa bendición tendremos que pasar por pruebas? Por calumnias? Por escases? Por dificultades? Por dolor? Déjeme decir, que Si. Y no es porque Dios nos quiera ver sufrir, sino porque nos está preparando, Él nos lleva a un desierto para que podamos trabajar en nuestro proceso y aprender a “Depender” de Él; entonces, y solo entonces, estando ya preparados, y cuando recibimos el milagro o la bendición, podremos decir:

  1. Guíame a lo mejor El principio de la sabiduría es el temor al Señor; Los necios desprecian la sabiduría y la enseñanza. Prov. 1:7

  2. Dios es mi ayudador y no temeré mal alguno El Señor es mi ayudador; no temeré, lo que me pueda hacer el hombre. Ro. 13:6

  3. Sabría que mi sustento viene de El Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, Y él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, Porque Jehová sostiene su mano. Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan. Sal. 37:23-25

  4. Sé que Tú Señor me sanarás Reconozcan ahora que yo soy Dios, y que no hay otros dioses conmigo. Yo doy la vida, y yo la quito; yo hiero de muerte, y yo devuelvo la vida, y no hay nadie que pueda evitarlo. Deut. 32:39

  5. Sé que tu llenarás este vacío Esperé pacientemente al Señor, y Él se inclinó a mí y oyó mi clamor. Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso; Asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos. Puso en mi boca un cántico nuevo, un canto de alabanza a nuestro Dios. Muchos verán esto, y temerán y confiarán en el Señor”, Salmos 40:1-3. “¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!”, Salmos 42:11.

Asegurémonos de conocer más y más a Dios, es una decisión que debemos de tomar a cada momento, de someter nuestros deleites (diversiones, flojera, indiferencia, apatía) y decirle a nuestra alma, es tiempo de buscar a nuestro Creador para aprender a Depender de El en TODO y para TODO…


Jorge Müller Apóstol de la fe.


El objetivo principal del orfanato: No fue solamente el darle alimento físico y espiritual a los niños, sino que el “primer objetivo básico del orfanato, ha sido y aun es, que Dios sea glorificado por el hecho de que, estando bajo mi cuidado, los huérfanos han sido y aun son suplidos de todo lo necesario, solamente por la oración y la fe, sin que ni yo ni mis compañeros de trabajo hayamos pedido nada al prójimo; por eso mismo se puede ver que Dios continúa siendo fiel y aun responde a la oración”

Tres reglas para adquirir una Fe tan grande:

  • Leer la Biblia y meditarla

  • Procurar mantener un corazón íntegro y una buena conciencia

  • Si deseamos que nuestra fe crezca, no debemos evitar aquello que la pruebe y por medio de lo cual ella sea fortalecida

Además, para que nuestra fe se fortalezca, es necesario que dejemos que Dios actúe por nosotros al llegar la hora de la prueba, y no procuremos nuestra propia liberación.


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